Vivimos en una sociedad que favorece el consumismo, nos hemos
convertido en la generación de usar y tirar.
Como consumidores, tenemos una responsabilidad, pero también
tenemos un poder. Con nuestra forma de consumir podemos influir en la marcha de
la economía y del mundo de una forma directa.
Los ciudadanos tenemos a nuestro alcance una herramienta
fundamental de cambio social, el consumo.
Como consumidores y ahorradores
tenemos la oportunidad de utilizar nuestro criterio de decisión de acuerdo a
nuestras necesidades y promover a través de nuestras inversiones la construcción de un desarrollo sostenible.
Debemos
responsabilizarnos de nuestras compras de bienes y servicios y contemplar en
nuestros procesos aspectos relacionados con la protección del medio
ambiente y de los derechos humanos.
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